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martes, 12 de octubre de 2010

HISTORIA del Grupo de Oracion Catolico "Volver a Casa"


Este grupo nace el 16 de junio del 2005, a raíz de mi encuentro personal con Dios. Unos años más tarde, camino a un encuentro  con el Santísimo, escucho Su voz que me dice: “Quiero que formes un grupo de oración en tu casa, donde se alabe y glorifique Mi Nombre”. Pero, como estaba empezando este caminar, creí que era mi imaginación y no estaba seguro si era Su voz.
A la semana siguiente estando en mi hora de servicio como adorador de la Divina Misericordia, vuelvo a escuchar y sentir en mi corazón estas palabras: “Quiero que formes un grupo de oración en tu casa y que le pongas por nombre ‘Volver a Casa’, ya que a través de él, muchos de Mis hijos volverán Mi”.
Teniendo ya una idea más clara, empecé a consultar con personas de mi comunidad, para que me confirmaran  lo que me pasaba, si era verdad  o era solo el fervor y enamoramiento por Dios que me envolvía en esos momentos. Realicé varios encuentros con sacerdotes amigos y del área de donde vivo para plantearles lo que me pasaba. Todos me daban la misma respuesta: “Si es la voz de Dios y Su deseo, El te dará la guía y fortaleza para iniciar el proyecto”.
Puesto de acuerdo con  Fanny, mi esposa, nos dispusimos a dar los primeros pasos para comenzar el proyecto. Decidimos que seria los jueves el día para reunirnos. La idea original era con un grupo de parejas, para lo que mi hermana flor confeccionó una invitación que enviamos primero a mis amigos de infancia y sus esposas, mis familiares y a los vecinos del residencial donde vivimos. Así el 16 de junio del 2005 dio inicio este plan maravilloso inspirado y ordenado por el mismo Dios.
Nos reuníamos a alabar y bendecir a nuestro Dios con cantos y oraciones. Como charlista invitamos al sr. Oscar Pérez, persona muy reconocida como esposo, padre y miembro de diferentes comunidades de la iglesia Nuestra Señora del Sagrado Corazón,  de la Urb. Los Prados, quien nos habló sobre la familia y la importancia de conocer y crecer en la fe.
Luego seguimos invitando cada jueves predicadores amigos y evangelizadores que han ido ayudándonos en nuestra formación a través de sus enseñanzas.
Así cada vez que nos encontrábamos con algún amigo lo invitábamos al grupo para que el mensaje llegara cada vez a  más personas, pero no todo marchó bien desde el principio, pues, de los que empezaron a caminar con Fanny y conmigo, fueron dejando de asistir. Entonces aparecieron las dudas y las preocupaciones.
Tiempo después me encuentro con mi amigo de la infancia Oscar Frías, el que tan pronto le hablo me dice que asistirá. El cumplió su palabra y desde ese jueves quedó enamorado de Dios al recibir esa noche un toque especial del Espíritu Santo, que hasta el día de hoy ha sido mi apoyo y sostén, convirtiéndose en una bendición para el grupo por su dedicación y compromiso.
Con el paso de los días apareció la primera gran prueba. Llego una noche en que solo  participamos mami, mi hermana flor y su hija keila, Oscar y su esposa Mirian, mi esposa Fanny y yo, y algunos miembros que asistían esporádicamente, cosa que nos resultó muy decepcionante porque creíamos que para que Dios se manifestara, debíamos de tener muchas personas presentes. Esto continuó por varias semanas, hasta que un día invitamos como charlista a una persona que ha sido mi guía espiritual desde que tuve mi encuentro con el Señor, la sra. Niurka Núñez, de la Casita de la Misericordia, quien nos daría una enseñanza y quien actualmente es la directora espiritual de muchos de los servidores del Grupo. Volvimos a invitar a todos los que habían pasado por el grupo, y por eso esperábamos una gran asistencia esa noche, pero pasaban las horas y solo habíamos 7 personas. Fue un duro golpe para mi, porque recordaba las palabras de un sacerdote que me dijo que si esto era de Dios, iba a permanecer y sino ocurriría lo contrario.
Oraba incesantemente a Dios, para que me diera fortaleza para seguir con la misión que me había encomendado. Así ocurrió esa noche. Dios nos habló claramente a través de doña Niurka, lo que quería que hiciéramos, que no importaba si había muchos o pocos, sino que allí estábamos los que El quería que estuviéramos para que nos gozáramos en Su Presencia.
Desde esa noche llegábamos y no importando la cantidad, ahora teníamos un gozo y una alegría especial y sentíamos la presencia viva  del Espíritu Santo.
Seguimos invitando a otros predicadores y amigos de otras comunidades, lo que nos permitió seguir creciendo y aprendiendo, a la vez que también crecíamos en la confianza en Dios y ya, para ese momento, éramos unos 20 miembros los que asistíamos cada noche.
Un día llega al grupo invitada por Fanny, mi esposa, la dra. Dayana Caridad González, amiga y compueblana de ella,  quien se une al grupo. En nuestro segundo año teníamos un grupo unido y estable, y nos nace la inquietud de empezar a realizar alguna obra de bien social, ya que necesitábamos predicar no solo con palabras sino también con obras a través de las cuales pudiéramos ayudar a los más necesitados.
Desde el principio todos coincidimos en que queríamos trabajar con la niñez. Nos enteramos a través de la dra. Caridad, quien es Neuróloga Pediatra y quien atendía a unos niños que padecían una rara y mortal enfermedad llamada “Miastenia Gravis”, cuyo tratamiento era costoso y estos niños eran de muy escasos recursos, por lo que decidimos después de un tiempo, y luego de someterlo a mucha oración, que apadrinaríamos a estos niños.
Realizamos un encuentro con los niños y sus familias. Quedamos enamorados de la causa y encariñados con los niños. Así nace lo que es nuestro ministerio de ayuda, mediante el cual suplimos de medicamentos a los niños y desarrollamos una relación de familiaridad con ellos y sus padres.
El pasado año (2008) Dios pone en nosotros una gran idea, la celebración de una actividad grande para colectar fondos para estos niños, ya que la necesidad era mucha y hasta el momento la suplíamos con pequeños aportes de los miembros y relacionados. Seguíamos orando cada jueves en el grupo y haciendo reuniones de trabajo para ultimar detalles de la que sería nuestra primera gran actividad, una Cena-Show-Conferencia, para reunir fondos para nuestra causa.
Cada día más personas se acercaban al grupo. Hoy somos cerca de 50 miembros los que nos reunimos cada jueves a alabar y bendecir al Señor. Oramos, cantamos y compartimos nuestras experiencias de fe.
Con el éxito obtenido en la actividad pasada pudimos, para la gloria de Dios, cubrir las necesidades de medicamentos por casi 2 años de los niños, razón por la cual este año decidimos ampliar un poco más nuestro radio de acción. Hablando con el padre Lucas Leffleur,  párroco de la Iglesia del Divino Niño Jesús, de la Urb. de las Praderas y guía espiritual del grupo y apoyo para todas nuestras actividades, le comentamos nuestro deseo de ayudar a niños necesitados de su parroquia y él nos habla del centro especializado Catalina de San Agustín del sector del Abanico de Herrera, centro dirigido por las hermanas misioneras del Sagrado Corazón. Visitamos el centro y pudimos constatar las necesidades de estos niños especiales que sufren diferentes síndromes y que son de escasos recursos y que solo reciben ayuda a través de la parroquia y algunas manos caritativas. Por todo lo anterior decidimos incluirles en el grupo de instituciones que recibirán ayuda de nuestro ministerio.
También a través del padre José Arismendy De León Elena, párroco de la Iglesia Nuestra Señora De La Evangelización de la Urb. Alameda y director de la Casita de la Misericordia en Manoguayabo, comunidad a la que pertenecemos muchos miembros del grupo, conocimos del proyecto para becar niños del colegio San Benito de Manoguayabo, causa que también decidimos apoyar aunque en menor escala.
Así emprendimos el proyecto para este año, dedicando la ayuda para estas y otras instituciones, a través de nuestra cena anual, que este año irá acompañada de un concierto de música cristiana con el ministerio Católico “Génesis”, con el lema: “Hay más alegría en dar que en recibir”.
Actualmente nos seguimos reuniendo cada jueves a las 8:00 p.m., recibiendo enseñanzas y grandes bendiciones del Señor, sanaciones físicas y espirituales, alabando y glorificando el nombre de Dios y creciendo en la fe.

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